{"id":11877,"date":"2020-09-07T16:29:35","date_gmt":"2020-09-07T14:29:35","guid":{"rendered":"https:\/\/knowmadinstitut.org\/?p=11877"},"modified":"2020-09-07T16:38:29","modified_gmt":"2020-09-07T14:38:29","slug":"brecha-generacional-del-aprendizaje","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/knowmadinstitut.org\/es\/2020\/09\/brecha-generacional-del-aprendizaje\/","title":{"rendered":"Brecha Generacional del Aprendizaje"},"content":{"rendered":"

INTRODUCCI\u00d3N<\/h2>\n
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\u201cAll work and no play makes Jack a dull boy.\u201d James Howell<\/p>\n<\/blockquote>\n

Solas ante la naturaleza, las personas nos encontramos d\u00e9biles y vulnerables. No resulta as\u00ed extra\u00f1o, que desde nuestros or\u00edgenes, el instinto humano de supervivencia nos haya empujado a agruparnos. Luego, mucho de lo que nos ha permitido convivir de forma social puede reducirse de manera muy compacta al concepto de \u201ccultura\u201d (Freud, 1973). De aqu\u00ed merece la pena centrar la mirada en un ingrediente fundamental y constitutivo de la misma, el conocimiento. Al partir de que son muchos los caminos, pero uno s\u00f3lo el m\u00e9todo (Mart\u00edn Belloso, 2020), es v\u00e1lido decir que la versi\u00f3n m\u00e1s refinada del saber es por supuesto, el conocimiento cient\u00edfico; pero no todo lo que conocemos ha sufrido el exhaustivo escrutinio de su t\u00e9cnica. Mucho de lo que hemos aceptado y seguiremos aceptando como \u201cverdadero\u201d, parte de la pura intuici\u00f3n o se basa incluso en creencias. Esto anuncia un conflicto entre las diferentes formas de aceptar la realidad; y por ello, el consenso suele funcionar para responder a esa convivencia necesaria para vivir en sociedad. Y en algunas ocasiones, el conocimiento nos viene de fuentes de autoridad, por lo que resulta sencillo confiar en ellas. Todas estas formas de conocimiento existen, y escapan de la rigurosidad del m\u00e9todo cient\u00edfico. Para bien y para mal, la transmisi\u00f3n de estos saberes le ha ayudado a los seres humanos a desarrollar una serie de atajos que le han llevado a progresar como especie.<\/p>\n

En t\u00e9rminos cronol\u00f3gicos, han existido una serie de momentos cruciales para el progreso social. Y estos explican muy bien c\u00f3mo llegamos desde los grupos peque\u00f1os hasta las masivas sociedades de la actualidad. La extrema dependencia tecnol\u00f3gica que nuestra sociedad posee hoy en d\u00eda no es casual; ya que desde nuestros or\u00edgenes sociales, nos hemos valido de ella para progresar. Para Lenski (1969), han existido cinco grandes fases en lo que \u00e9l denomin\u00f3 \u201cevoluci\u00f3n sociocultural\u201d, o los cambios que ocurren en la sociedad a medida \u00e9sta adquiere nuevas tecnolog\u00edas. Estas etapas se conocen como las sociedades cazadoras y de recolecci\u00f3n, las pastorales, las hort\u00edcolas, las agrarias y las industriales. Hoy en d\u00eda a\u00fan existen sociedades como las cazadoras, y su din\u00e1mica grupal para la obtenci\u00f3n del alimento les resulta en niveles bastante bajos de desigualdad social.<\/p>\n

De manera retrospectiva se puede decir lo siguiente, la domesticaci\u00f3n de las plantas y los animales que supuso la agricultura, permiti\u00f3 que las personas pudi\u00e9ramos establecernos en lugares fijos por primera vez; y as\u00ed dejar de lado la vida nom\u00e1dica y pastoral. Aqu\u00ed es donde los cambios sociales de car\u00e1cter trascendental comenzaron a ocurrir, y es que al reducirse el esfuerzo grupal por obtener alimento, comenz\u00f3 a florecer el caracter\u00edstico ingenio humano; dando pie al surgimiento de profesiones y especializaciones en funci\u00f3n de la misma sociedad. Con esto, el sentido de familia tambi\u00e9n comenz\u00f3 a cambiar.<\/p>\n

Al ser una sociedad menos preocupada por la obtenci\u00f3n de alimentos, la importancia simb\u00f3lica del rol de supervivencia cambi\u00f3 e incluso disminuy\u00f3. La educaci\u00f3n dej\u00f3 de ser una tarea exclusiva del hogar, y pas\u00f3 a manos de instituciones c\u00f3mo las iglesias y las escuelas. Con la revoluci\u00f3n industrial los cambios se agudizaron a\u00fan m\u00e1s, y con ello las exigencias del mercado laboral comenzaron a vincularse con las agendas curriculares de las instituciones encargadas de la educaci\u00f3n.<\/p>\n

MIRAR DESDE EL ENCIERRO<\/h2>\n

Pensar de manera aislada se convierte cada vez m\u00e1s en una actividad rutinaria de la vida cotidiana. El distanciamiento social ha sido impuesto a escala global, y para quienes estamos involucrados con la ense\u00f1anza, esto supuso un cambio dr\u00e1stico en el ritmo de hacer las cosas.<\/p>\n

En la actualidad, la cantidad de informaci\u00f3n disponible es inmanejable; y vuelve necesaria la existencia de una postura cr\u00edtica hacia todo el contenido que nos rodea. El contexto particular que vivimos nos hace pensar sobre por qu\u00e9 las din\u00e1micas sociales deben entenderse de una manera diferente (\u017di\u017eek, 2020). Ante esta realidad, los procesos de ense\u00f1anza no pueden seguir siendo las mismos; y deben considerar por completo los h\u00e1bitos contempor\u00e1neos de consumo de la informaci\u00f3n.<\/p>\n

Google es quiz\u00e1 el sin\u00f3nimo m\u00e1s grande de internet que existe hoy en d\u00eda. Y c\u00f3mo fieles creyentes de sus respuestas y sugerencias, no sorprende que el comportamiento de los resultados de b\u00fasqueda para frases c\u00f3mo \u201ceducaci\u00f3n virtual\u201d, \u201cdocencia en l\u00ednea\u201d y dem\u00e1s similares, muestren un comportamiento anormal y creciente en sus tendencias de b\u00fasqueda a partir de mediados de marzo del 2020.<\/p>\n

Esto sugiere que existe una fuerte preocupaci\u00f3n, experimentada en su mayor\u00eda por profesores, respecto a continuar el desarrollo de sus planificaciones pedag\u00f3gicas ante este intempestivo cambio metodol\u00f3gico. Hasta este momento, puede decirse que la experiencia de aprendizaje virtual no se acerca a la presencial. De igual forma, el ejercicio pedag\u00f3gico tambi\u00e9n ha sufrido mucho en estas semanas de distanciamiento f\u00edsico. Considero que durante la mayor parte de mi vida he mantenido una relaci\u00f3n cercana con el mundo digital; y en 2015, esta se volvi\u00f3 un elemento cotidiano en mi desarrollo profesional. Gracias a ello, he podido ayudar de una u otra forma a colegas profesores e incluso a antiguos estudiantes, con recursos y soluciones tecnol\u00f3gicas para afrontar esta situaci\u00f3n tan particular. A medida la cuarta revoluci\u00f3n industrial nos absorbe, la colaboraci\u00f3n intergeneracional se vuelve cada vez m\u00e1s indispensable.<\/p>\n

Sin duda, saldr\u00e1n de estas circunstancias extraordinarias muchos aprendizajes; y de ellos nuevos paradigmas pedag\u00f3gicos y socioeducativos. Sin embargo, es importante que exista una mirada cr\u00ed\u00feica ante movimientos que prometan cambios estructurales a la base de hechos sociales muy arraigados al comportamiento y la cultura del ser humano. Esto no significa quedarnos inmutados ante el curso de lo social. Pero s\u00ed es importante mantener una mirada activa que permita discernir sobre la utilidad de ciertas revisiones y recomendaciones novedosas que varias disciplinas acad\u00e9micas nos puedan plantear alrededor de los cambios sociales; especialmente cuando se trate de la educaci\u00f3n (\u00dacar, 2016).<\/p>\n

Para bien o para mal, quienes estamos involucrados en el campo social de la educaci\u00f3n, aprendimos de una manera particular; por lo que supondr\u00e1 un gran reto cambiar las convenciones que nos permitieron hacer nuestro ese conocimiento que hoy nos constituye. Esto nos empuja inevitablemente a intentar mirar de nuevo nuestra realidad para comprender (verstehen) de manera cr\u00edtica los fen\u00f3menos sociales que se nos rodean.<\/p>\n

La utilidad de ese acto reflexivo nos permite fijar la atenci\u00f3n ante los cambios que est\u00e1n totalmente disueltos en nuestra naturaleza humana; y se han convertido ya en una caracter\u00edstica constitutiva de nuestra especie. Esta acci\u00f3n no debe limitarse al presente; y merece la pena revisar postulados pasados que en su momento no encontraron terreno f\u00e9rtil para su desarrollo; y se prefiri\u00f3 dejarlos de lado por circular entre lo \u201ccomplejo\u201d y lo \u201csuperfluo\u201d. Y s\u00ed esto ha de resultar \u00fatil, entonces los esfuerzos te\u00f3ricos sobre la educaci\u00f3n no deben ser herm\u00e9ticos; y deber\u00edan permitir la construcci\u00f3n de escenas integradas donde otras disciplinas puedan aportar a esta manera de ver las cosas. Ante esta sugerencia, no extra\u00f1a que la mirada de la Escuela de Frankfurt haya estado hist\u00f3ricamente muy ligada a las producciones art\u00edsticas y culturales; ya que en ellas suelen manifestarse de manera evidente los s\u00edntomas que aquejan a la sociedad (Jameson, 1991).<\/p>\n

Uno de los grandes problemas que posee la acci\u00f3n educativa es su car\u00e1cter colonizado (\u00dacar, 2016). \u00c9ste ha encasillado a la profesi\u00f3n educadora alrededor de las aulas; con el agravante de responder a las exigencias ejercidas por la estructura econ\u00f3mica sobre la educaci\u00f3n, espec\u00edficamente a trav\u00e9s del mercado laboral. A pesar de que se comienza a corregir este enfoque, muchas de las acciones educativas se han centrado en lo que concierne al propio \u00e1mbito de \u201clas aulas\u201d. Esto limita de manera temporal y f\u00edsica el fen\u00f3meno, y responde solamente a su naturaleza dramat\u00fargica (Goffman, 1971) en la que los receptores del conocimiento se acoplan al rol de \u201cestudiante\u201d, y quienes lo facilitan se ubican dentro de las fronteras de sus roles como \u201cprofesores\u201d o \u201ceducadores\u201d. En t\u00e9rminos actuales y generales, la educaci\u00f3n suele estar centrada en la transmisi\u00f3n del conocimiento; y no en c\u00f3mo aprendemos al tener tanta informaci\u00f3n en nuestros bolsillos.<\/p>\n

Al seguir viendo a la educaci\u00f3n como una herramienta estrat\u00e9gica que permite alcanzar utilidades concretas, se facilita a\u00fan m\u00e1s la apertura a que las exigencias del mercado laboral constituyan las agendas curriculares y los prop\u00f3sitos de la educaci\u00f3n. El aprendizaje, es un hecho social, y no puede verse como un sin\u00f3nimo del mercado (\u00dacar, 2016). Los esfuerzos educativos deben responder cada vez m\u00e1s a las problem\u00e1ticas que se presentan en los individuos para formar parte de la sociedad; y son las instituciones educativas el nivel m\u00e1s pr\u00f3ximo de contacto con ella despu\u00e9s de la familia o del hogar. Vastos ejemplos nos ha otorgado la cultura popular sobre el s\u00edmil que hay entre la formaci\u00f3n educadora y las l\u00edneas de ensamble. Estos \u00faltimos, son los iconos por excelencia de las econom\u00edas industriales orientadas a maximizar la productividad y la eficiencia. El gran precio de esta din\u00e1mica resulta alienante si recordamos c\u00f3mo ese modelo particular consideraba a las personas c\u00f3mo recursos necesarios dentro de la cadena de producci\u00f3n.<\/p>\n

Los antiguos recursos humanos ostentan hoy en d\u00eda flamantes eufemismos c\u00f3mo \u201ctalento humano\u201d, \u201cclientes internos\u201d o \u201csocios corporativos\u201d. Los t\u00edtulos var\u00edan seg\u00fan el nicho y la geograf\u00eda; pero la soluci\u00f3n al deshumanizante precio de \u00e9sta situaci\u00f3n no es llamar de manera pretenciosa a las personas que trabajan dentro de una instituci\u00f3n. Para ello, es importante reconocer que nosotros, los actuales educadores, fuimos formados bajo \u00e9sta l\u00f3gica bastante decimon\u00f3nica. Nuestro gran reto es transmitir conocimiento a personas que aspiran acoplarse a una sociedad que cree depender de la cara limpia de una econom\u00eda de servicios, intangible, creativa; c\u00f3mo que s\u00ed los artefactos donde \u00e9sta se mueve no fueran fabricados lejos de nosotros por mano de obra barata en condiciones laborales infrahumanas.<\/p>\n

Ac\u00e1, se plantea un escenario en el que los educadores estamos ante una brecha generacional en relaci\u00f3n a la transmisi\u00f3n del conocimiento. Y al seguir repitiendo las din\u00e1micas que ayudaron a formar el conocimiento que hoy nos define, seguiremos ensanchando a\u00fan m\u00e1s esta brecha. La situaci\u00f3n se vuelve peligrosa si consideramos que seguiremos formando personas bajo l\u00f3gicas industriales en un contexto cada vez m\u00e1s acelerado y cambiante. Seguiremos engrasando la vieja maquinaria que expulsar\u00e1 \u201cprofesionales competentes\u201d y \u201caltamente capacitados\u201d para que se enfrenten a un mundo postindustrial que no estamos comprendiendo. Seguiremos lanzando personas a un mundo para el que no est\u00e1n preparadas, con la excusa que reza que \u201cla vida real no es c\u00f3mo en las aulas\u201d.<\/p>\n

El coloquialismo detr\u00e1s de \u201cla vida real\u201d acarrea mucho del mundo laboral, y con ello a los modelos econ\u00f3micos, los cuales resultan ser cada vez m\u00e1s individualizantes. Esto nos ubica dentro de un contexto donde el trabajo aut\u00f3nomo se ha convertido en algo cada vez m\u00e1s popular, y donde el anhelo por ser nuestros propios jefes se convierte en una realidad alcanzable. El t\u00e9rmino gig economy ilustra muy bien la promesa de una econom\u00eda din\u00e1mica, empujada en su mayor\u00eda por emprendimientos individuales. Pero hay algo que no se suele tomar en cuenta, y es la condici\u00f3n precaria a la que \u00e9sto nos puede llevar en t\u00e9rmino de prestaciones y dem\u00e1s garant\u00edas ofrecidas por un trabajo m\u00e1s aspiracional seg\u00fan los modelos educativos a\u00fan vigentes.<\/p>\n

El trabajo temporal no es ninguna novedad, lo innovador del caso actual es un escenario cargado de servicios, y no de maquinaria. Servicios tecnol\u00f3gicos altamente especializados, cuyo desarrollo necesita de soluciones creativas y que su funci\u00f3n ante el mercado es solventar necesidades bastante puntuales. Un par de ejemplos pueden ser la hosteler\u00eda y el transporte, tradicionalmente ofrecido por hoteles y taxistas. Pero gracias a aplicaciones m\u00f3viles c\u00f3mo AirBnb o Uber, es que personas particulares pueden sacarle r\u00e9dito a sus activos ociosos al ofrecer suplir estas necesidades. \u00bfHay un cuarto sin ocupar en la casa? Se puede ofertar en AirBnb, y generar un ingreso extra. \u00bfSe tiene un carro y un poco de tiempo libre al final de una jornada cotidiana? Se puede ganar dinero durante \u00e9ste tiempo haciendo viajes en Lyft, Uber o cualquier otro similar. \u00bfSe tiene s\u00f3lo una bicicleta y tiempo libre? No importa, con Glovo, Ubereats y dem\u00e1s, hasta a \u00e9sta se le puede sacar un beneficio econ\u00f3mico adicional.<\/p>\n

Ante este escenario, la gran amenaza individualizadora ser\u00e1 que las personas comencemos a ver todo como cosas, en funci\u00f3n de su utilidad. Traduciendo todos \u00e9stos servicios a una simple mercanc\u00eda, cosificando por completo a quienes suplen nuestras necesidades. El resultado es una relaci\u00f3n a\u00fan m\u00e1s alienada con el mundo, y es por ello que la educaci\u00f3n debe poner atenci\u00f3n ante estos escenarios. Y as\u00ed ayudar a las personas a entender mejor c\u00f3mo sumarse a este mundo sin precarizar su existencia; sin dejar de lado los valores que ayuden a combatir el nuevo giro alienador del capitalismo global y avanzado que estamos hoy viviendo (Jameson, 1991).<\/p>\n

El contexto actual alrededor de la pandemia ha demostrado que la econom\u00eda puede individualizarnos a\u00fan m\u00e1s (\u017di\u017eek, 2020); pero hablar de ello resultar\u00eda en algo a\u00fan demasiado especulativo. Lo importante, es ver c\u00f3mo las formas de transmisi\u00f3n del conocimiento se han visto afectadas. Para ello, parto de la existencia de una brecha generacional claramente definida por las grandes diferencias que existen entre la forma en la que los profesores aprendimos; y la forma en la que hoy los estudiantes, y las personas en general, hacen suyo el conocimiento.<\/p>\n

Necesitamos entender un mundo acelerado, cuyo ritmo nos aleja cada vez m\u00e1s de nuestros estudiantes; nos vuelve ap\u00e1ticos y poco resolutivos ante sus verdaderas inquietudes y necesidades. Las pistas que planteo a continuaci\u00f3n permiten ver con mayor claridad el fortalecimiento de \u00e9ste fen\u00f3meno que nos separa de aquellos que pretendemos ayudar al agudizar nuestra relaci\u00f3n alienada con el mundo:<\/p>\n

    \n
  1. La aceleraci\u00f3n planteada por Hartmut Rosa<\/li>\n
  2. La disincronia que explica Byung Chul-Han<\/li>\n
  3. La hysteresis entendida seg\u00fan Pierre Bourdieu<\/li>\n<\/ol>\n

    El texto aqu\u00ed redactado no pretende ser un tratado sobre alienaci\u00f3n en \u00e9pocas postindustriales, pero pienso que las circunstancias que agudizan el ensanchamiento de la brecha antes planteada son manifestaciones de este fen\u00f3meno social. Hist\u00f3ricamente, este concepto ha sido desarrollado por una gran cantidad de intelectuales; pero es quiz\u00e1 Karl Marx con qui\u00e9n m\u00e1s suele asociarse. Alienaci\u00f3n y trabajo van de la mano, y para Marx el trabajo deb\u00eda ser una actividad creativa y vitalizante; pero en el siglo XIX, este en su mayor\u00eda era m\u00e1s bien una actividad deshumanizante. Las relaciones comerciales previas a la \u00e9poca se fueron refinando, a tal grado que cada persona pod\u00eda comerciar en el mercado con otras personas y tambi\u00e9n con instituciones. Esto llev\u00f3 a aquellas personas que no ten\u00edan nada m\u00e1s que comerciar, a vender lo \u00fanico que pod\u00edan ofrecer, su fuerza f\u00edsica de trabajo.<\/p>\n

    La relaci\u00f3n entre mercado y agenda curricular fue mencionada anteriormente, pero es importante que no se pierda de vista ante el origen de esta din\u00e1mica comercial cargada por un considerable grado de \u201cfetichismo de las mercanc\u00edas\u201d (Marx, 2010). Este fen\u00f3meno significaba el resultado de la alienaci\u00f3n luego de que el modo de producci\u00f3n capitalista hubiera tratado al trabajador c\u00f3mo un simple insumo necesario para la generaci\u00f3n de capital, volvi\u00e9ndose este \u00faltimo en el verdadero sujeto social. Esto sigue sucediendo hoy en d\u00eda, e incluso de manera m\u00e1s aguda si contemplamos la inclusi\u00f3n del trabajo tercerizado en maquilas, zonas francas, y otras modalidades de trabajo famosas por su explotaci\u00f3n laboral.<\/p>\n

    El problema en s\u00ed no era la din\u00e1mica comercial que se realizaba, sino c\u00f3mo \u00e9sta se estaba retribuyendo por parte de la burgues\u00eda capitalista hacia la clase proletaria. El desgaste f\u00edsico, la retribuci\u00f3n precaria, y las condiciones laborales deplorables empujaban a las personas a alienarse. Es decir, a desapegarse cada vez m\u00e1s de esa visi\u00f3n ut\u00f3pica de un trabajo gratificante que permitiera llenar las necesidades m\u00e1s abstractas e intelectuales. Hoy en d\u00eda, la situaci\u00f3n a cambiado considerablemente, y estamos ante un capitalismo que Marx no alcanz\u00f3 a dimensionar (Jameson, 1991).<\/p>\n

    Gracias a diversas reformas laborales y nuevas din\u00e1micas empresariales, existen hoy en d\u00eda mayores posibilidades de llenar esas necesidades a trav\u00e9s y por medio del trabajo, a tal grado que ha permitido que algunas pocas personas puedan acumular una modesta cantidad de capital cultural y simb\u00f3lico (Bourdieu, 2002), adem\u00e1s del tradicional. La distinci\u00f3n aqu\u00ed es importante de recalcar, ya que no estoy hablando del trabajo que permite acceder a experiencias ofrecidas por el mercado gracias al ingreso que genera; sino a poder realizar tareas gratificantes de manera remunerada. Ante \u00e9sta p\u00e9rdida del sujeto a manos del capitalismo, Gy\u00f6rgy Luk\u00e1cs explicaba en su libro \u201cHistoria y Conciencia de Clase\u201d este fen\u00f3meno alienante bajo una palabra m\u00e1s elocuente; la \u201ccosificaci\u00f3n\u201d (Giner, Lamo de Espinosa, & Torres Albero, 1998).<\/p>\n

    El concepto que hace alusi\u00f3n directa a ubicar a las personas en el mismo plano de las cosas. Muchos pensadores c\u00f3mo Theodor Adorno, Raya Dunayevskaya y dem\u00e1s, lo desarrollaron con mayor profundidad. Recientemente, Rahel Jaeggi le ha dado un nuevo giro al concepto de alienaci\u00f3n; y lo contextualiza en funci\u00f3n de un capitalismo que ya es ubicuo. Para ella, la alienaci\u00f3n ha alcanzado un estado que nos vuelve incapaces de recuperarnos a nosotros mismos, generando un problema con la forma en que llegamos a ser quienes somos (Jaeggi, 2016).
    \nLa alienaci\u00f3n es, c\u00f3mo lo expone Hartmut Rosa cit\u00e1ndola a ella, \u201cla relaci\u00f3n de ausencia de relaci\u00f3n\u201d (Rosa, 2019b, p. 240) en un mundo fr\u00edo, r\u00edgido y no responsivo. La importancia de \u00e9sta antesala, radica en entender mejor el panorama para el que estamos preparando a las nuevas generaciones, porque en sus manos est\u00e1 la lucha contra un ritmo de alienaci\u00f3n distinto al que nos ocupaba a nosotros cuando estuvimos en su lugar.<\/p>\n

    ACELERACI\u00d3N, DISINCRON\u00cdA E HYST\u00c9RESIS<\/h2>\n

    Hartmut Rosa se preocupa por nuestra relaci\u00f3n con un mundo que nos empuja cada vez m\u00e1s a rendir y a acelerar, con el simple prop\u00f3sito de sobrevivir. Alexandre Lacroix (2019) hace menci\u00f3n a una analog\u00eda muy interesante sobre c\u00f3mo entender \u00e9ste fen\u00f3meno. \u00c9l dice que es \u201cc\u00f3mo si nos hubieran ofrecido una bicicleta que, al principio se mantiene en equilibrio a 5 kil\u00f3metros por hora, luego a 6, luego a 7, 8, 9, 10, etc.\u201d (p.21). Esto nos llevar\u00eda indudablemente a esforzarnos cada vez m\u00e1s, con el \u00fanico af\u00e1n de mantenernos en pie; con el \u00fanico prop\u00f3sito de sobrevivir. En t\u00e9rminos hist\u00f3ricos, para Rosa nos encontramos hoy dentro de una modernidad tard\u00eda que posee un tejido temporal distinto a la modernidad cl\u00e1sica que le precede. Esto le lleva a pensar que la esencia de la modernidad, es la aceleraci\u00f3n de la vida; y con ello del mundo. El resultado, es una vida cotidiana sin presente, donde todo circular alrededor del aqu\u00ed y del ahora (Rosa, 2003).<\/p>\n

    Las sociedades m\u00e1s avanzadas han resuelto que para que exista crecimiento econ\u00f3mico, aceleraci\u00f3n tecnol\u00f3gica e innovaci\u00f3n cultural, deben mantener su estructura institucional (Rosa, 2016). Y \u00e9sto, c\u00f3mo en la analog\u00eda de la bicicleta de Lacroix, s\u00f3lo se puede alcanzar mediante una perenne dinamizaci\u00f3n. A esto, \u00e9l le llama \u201cestabilizaci\u00f3n din\u00e1mica\u201d, y se entiende muy bien al verla c\u00f3mo una proyecci\u00f3n del absurdo mito de S\u00edsifo (Camus, 2012). No hace falta ser muy versado sobre teor\u00eda social para suponer que esto s\u00f3lo es la antesala de un agotamiento inminente y generalizado; que no s\u00f3lo ser\u00e1 sufrido de manera individual, sino tambi\u00e9n como conjunto social. \u00bfCu\u00e1ntas iteraciones progresivas m\u00e1s podremos soportar?<\/p>\n

    Adem\u00e1s de la inmensa aceleraci\u00f3n que posee nuestra relaci\u00f3n con el mundo, este tiene demasiado que ofrecernos. Existen enormes cantidades de productos culturales, puestos a nuestra discreci\u00f3n y que exceden cualquier l\u00edmite de experiencia. Esto nos lleva a una relaci\u00f3n blanda con un mundo que parece no poner mayores l\u00edmites a nuestra vida cotidiana. Tambi\u00e9n nos ofrece el mundo de manera inmediata, inmensas cantidades de informaci\u00f3n que aniquilan casi por completo cualquier necesidad por esforzar la memoria. Ante esto, es importante mencionar que la saturaci\u00f3n de la memoria sigue siendo la estrategia m\u00e1s recurrente, y hasta preferida, de la educaci\u00f3n formal durante la ni\u00f1ez y la adolescencia; e incluso de la universitaria en algunos casos.<\/p>\n

    Por ello, no debemos olvidar que en circunstancias t\u00edpicas, son las instituciones educativas las que siguen siendo el contacto m\u00e1s inmediato que experimenta cualquier persona con la sociedad adem\u00e1s de su familia. Para intentar reformular las formas de transmisi\u00f3n del conocimiento, en funci\u00f3n de una relaci\u00f3n acelerada con el mundo que necesita ser frenada, es importante encontrar y entender los motores de \u00e9sta aceleraci\u00f3n. Estamos en estas fechas en un estado peculiar de nuestra historia humana (\u017di\u017eek, 2020). Es \u00e9sta la situaci\u00f3n que podr\u00eda permitirnos ese anhelado respiro necesario para pensar mejor sobre c\u00f3mo disminuir el ritmo de nuestra relaci\u00f3n con el mundo; antes de alcanzar ese punto de agotamiento colectivo que se observa tan cercano.<\/p>\n

    Hartmut Rosa (2019a) plantea una serie de \u00e1ngulos que ayudan a comprender mejor la modernidad tard\u00eda que nos menciona. La velocidad dinamizadora ha sido durante mucho tiempo percibida c\u00f3mo una expresi\u00f3n del progreso que empuja a las sociedades a acelerar los ciclos de consumo. Pero hemos alcanzado un punto en el cu\u00e1l parece ser que las generaciones venideras no podr\u00e1n gozar del mismo patr\u00f3n de vida que sus padres.<\/p>\n

    Es importante se\u00f1alar que el \u201cproceso de individualizaci\u00f3n\u201d no es lo mismo que la \u201cindividualizaci\u00f3n del ser\u201d. En el primero, se habla m\u00e1s bien de un estado de bienestar en el que el contexto es capaz de garantizar autonom\u00eda a una persona; y con ello, su desarrollo c\u00f3mo individuo. Mientras, que la individualizaci\u00f3n del ser, se entiende c\u00f3mo el resultado de una excesiva promoci\u00f3n de la competencia entre personas (ibid). Ante \u00e9sto, la novedosa propuesta de la ense\u00f1anza por competencias no me parece una soluci\u00f3n adecuada si queremos comenzar a disminuir la velocidad de nuestra relaci\u00f3n con el mundo. Parece ser que con esta postura educadora, la l\u00f3gica del consumo se hubiera colado de alguna manera. Dando inicio a un continuum de formaci\u00f3n dinamizado por el anhelo de la extrema sofisticaci\u00f3n individual.<\/p>\n

    Las sociedades se componen cada vez m\u00e1s por personas con un fuerte deseo de autonom\u00eda que se ve truncado por una contradicci\u00f3n muy particular. Aunque estemos situados en una sociedad globalizada (Castells, Fern\u00e1ndez-Ardevol, Linchuan, & Sey, 2007) que ha demostrado que navegamos en \u201cel mismo barco\u201d (\u017di\u017eek, 2020, p.15), \u00e9sta no permite satisfacer el impulso de individualizaci\u00f3n de una manera uniforme (Beck & Beck-Gernsheim, 2012). Esta situaci\u00f3n es problem\u00e1tica, no s\u00f3lo por la paradoja que contiene, sino por el efecto ulcerante que va minando en lo profundo del ser. Corremos para mantenernos al ritmo del mundo, postergando nuestros proyectos de vida de manera indefinida.<\/p>\n

    No existe un algoritmo trazable, y mucho menos exacto de la aceleraci\u00f3n social. Pero Rosa (2016), procura formular una definici\u00f3n firme en t\u00e9rminos te\u00f3ricos e incluso emp\u00edricamente discutible de lo que podr\u00eda significar el proceso de aceleraci\u00f3n de las sociedades. Para ello, \u00e9l se refiere a \u201caceleraci\u00f3n tecnol\u00f3gica\u201d, \u201caceleraci\u00f3n del cambio social\u201d y \u201caceleraci\u00f3n del ritmo de vida\u201d como las tres dimensiones que dinamizan la aceleraci\u00f3n social.<\/p>\n

    a. Aceleraci\u00f3n Tecnol\u00f3gica<\/p>\n

    Esta es la quintaesencia del capitalismo avanzado que defin\u00eda Fredric Jameson, y es quiz\u00e1 la m\u00e1s experimentable a nivel emp\u00edrico que las dem\u00e1s. Tenemos ac\u00e1, la aceleraci\u00f3n brutal de los procesos de producci\u00f3n, transporte y comunicaci\u00f3n. Adem\u00e1s de todas las nuevas formas de gesti\u00f3n que tienen c\u00f3mo \u00fanico objetivo la m\u00e1xima productividad del tiempo.<\/p>\n

    Me permito traer a colaci\u00f3n las din\u00e1micas lean startup; muy propias de las industrias de servicios tecnol\u00f3gicos, en las que se lanza un producto inacabado al mercado para refinarlo en funci\u00f3n de la retroalimentaci\u00f3n que los usuarios puedan devolver sobre el mismo. \u00c9sta metodolog\u00eda invita a la aceleraci\u00f3n al entregar un prototipo que se va perfeccionando con el tiempo. No estoy en ning\u00fan momento en contra de la pr\u00e1ctica saludable de escuchar a quienes utilizan las soluciones para adaptarlas mejor a lo que realmente necesitan. El problema, es que esto empuja a un mayor auge de oferta en el mercado a un ritmo extenuante. Y con ese mundo, con ciclos de desarrollo cada vez m\u00e1s agudizados, es al que se encuentran los estudiantes que pasan por nuestras manos.<\/p>\n

    Es quiz\u00e1 en el r\u00e9gimen espacio-temporal de la sociedad, que los efectos de la aceleraci\u00f3n tecnol\u00f3gica pueden palparse m\u00e1s claramente. Nuestros encuentros con la sociedad parecen no terminar nunca, y transgreden los momentos de privacidad que se nos vuelven cada d\u00eda m\u00e1s escasos. Estamos conectados todo el tiempo, consumiendo la privacidad de los otros c\u00f3mo una forma de entretenimiento donde las celebridades (Bourdieu, 2001) son en su mayor\u00eda personas menos inalcanzables. Ya sea porque realmente las conocemos fuera del mundo de las pantallas, o porque se nos desvelan gracias a las mismas. Desde una perspectiva antropol\u00f3gica, es importante que nos veamos como educadores que conocimos un mundo sin internet; y que a la vez, nos proponemos transmitir conocimiento a personas que no conocieron un mundo sin la existencia del internet.<\/p>\n

    b. Aceleraci\u00f3n del Cambio Social<\/p>\n

    De manera menos visible, pero no por ello menos inquietante, se encuentra la velocidad con la que suceden hoy en d\u00eda los cambios de car\u00e1cter estrictamente social. Actitudes, modas, prejuicios, perspectivas, estilos de vida e incluso lenguajes; todo est\u00e1 cambiando con una rapidez cada vez mayor. A nivel global, puede hablarse de una sola sociedad compuesta de flujos culturales que se desplazan de manera constante (Appadurai, 1990).<\/p>\n

    Sin embargo, a pesar de que estemos de acuerdo en la existencia de \u00e9ste hecho social, a\u00fan no existe una manera adecuada de medirlo. Se sugiere as\u00ed el desarrollo de una sociolog\u00eda sistem\u00e1tica de la aceleraci\u00f3n social, que contemple la gegenwartsschrumpfung, que vendr\u00eda a ser m\u00e1s o menos el equivalente conceptual de la progresiva contracci\u00f3n del presente; para quiz\u00e1 obtener una regla que permita calibrar emp\u00edricamente la velocidad del cambio social (Rosa, 2016, p.25).<\/p>\n

    c. Aceleraci\u00f3n del Ritmo de Vida<\/p>\n

    Es en esta dimensi\u00f3n de car\u00e1cter microsocial donde se observa la actual existencia de una especie de \u201chambre de tiempo\u201d. Parece ser que nuestra sociedad ha encontrado la forma de consumir el tiempo a tal grado que es hoy un recurso cada vez m\u00e1s escaso. Parad\u00f3jicamente, hemos llegado a necesitar cada vez m\u00e1s tiempo, en un mundo donde muchas cosas pueden realizarse de manera inmediata. No sorprende que la queja m\u00e1s acuciante en estos d\u00edas de aislamiento social fuera que el tiempo no alcanzaba. Ganamos tiempo al no tener que desplazarnos de manera f\u00edsica para ejercer nuestra cotidianidad, y r\u00e1pidamente llenamos esos huecos de ocio de mala calidad con m\u00e1s actividad alienante. Toda esta din\u00e1mica moderna, genera lo que Rosa llama una \u201cdesincronizaci\u00f3n\u201d; fen\u00f3meno que resulta de los ritmos diferenciados con los que aceleran las distintas partes que componen nuestro mundo.<\/p>\n

    Esto me lleva a pensar que dicho fen\u00f3meno de aceleraci\u00f3n afecta la brecha generacional que planteo. Debemos entender el peso que tiene la forma en que nosotros aprendimos, y c\u00f3mo pretendemos ense\u00f1ar a qui\u00e9nes son nativos de un mundo m\u00e1s acelerado que el que nosotros experimentamos en t\u00e9rminos etarios. Hasta hace algunos d\u00edas, nuestra vida cotidiana estaba altamente regida por el agresivo impulso de satisfacer nuestros deseos y necesidades.<\/p>\n

    Podr\u00eda incluso esta fragmentarse a una serie continua de cosas pendientes por hacer; en la que completamos algunas, pero acumulamos un n\u00famero a\u00fan mayor. Queda as\u00ed nuestra experiencia con el mundo, saturada de cosas por hacer; pero sin ning\u00fan final aparente (Han, 2015). Y \u00e9sta s\u00f3lo es una de las m\u00faltiples manifestaciones de un fen\u00f3meno que Byung-Chul Han denomina como \u201cdisincron\u00eda\u201d.<\/p>\n

    Fon\u00e9ticamente, la palabra \u201cdisincron\u00eda\u201d es muy similar a la \u201cdesincronizaci\u00f3n\u201d mencionada por Hartmut Rosa; y aunque no planteen lo mismo, ambas se refieren a manifestaciones espec\u00edficas de nuestra relaci\u00f3n con el mundo. La primera entiende la escasez del tiempo desde un nivel m\u00e1s individual, y la segunda desde un enfoque m\u00e1s estructural. Por ello, ambos conceptos ayudan a ver mejor la totalidad del tiempo en nuestra vida cotidiana, permitiendo as\u00ed un mejor entendimiento del comportamiento de la brecha generacional del aprendizaje.<\/p>\n

    Para Han el tiempo no acelera, sino que se nos vuelve cada vez m\u00e1s disperso y atomizado. Esto se relaciona con la manera iterativa de llevar nuestras vidas. Cada espacio de nuestro tiempo se llena de actividades que se deben cumplir, por lo que nos queda cada vez menos espacio para el ocio y la vida contemplativa. Esta apariencia de nunca acabar, es la manifestaci\u00f3n latente de la desaparici\u00f3n del elemento ordenador de nuestras vidas. Al haber sido formados en una \u00e9poca de conexiones virtuales menos potentes, pudimos percibir el tiempo de manera m\u00e1s lineal y menos atomizada.<\/p>\n

    La inmediatez no era la norma, y las esperas eran m\u00e1s abundantes. Esto es clave para entender las contradicciones que suceden en la ense\u00f1anza contempor\u00e1nea. Al atomizarse el tiempo, los sucesos se dispersan y se liberan, y en algunos casos incluso pierden su jerarqu\u00eda. Es as\u00ed como no sorprende, que la soluci\u00f3n de muchos colegas educadores durante estas semanas haya sido el atiborramiento de tareas y materiales; con lo que cercenaron el esp\u00edritu pedag\u00f3gico de la ense\u00f1anza.<\/p>\n

    Sin un marco temporal nada concluye, y nada comienza. Y as\u00ed, se pierde el sentido y el prop\u00f3sito de las cosas. Y esto se empalma como un agregado individual de la estabilizaci\u00f3n din\u00e1mica que explica Rosa al hablar de la aceleraci\u00f3n social. De vuelta al mito de S\u00edsifo, es c\u00f3mo si \u00e9l hubiera despertado y se encontrara empujando su inmensa roca, sin saber en qu\u00e9 momento comenz\u00f3 su tr\u00e1gica faena; y sin tener una cima a la cual llegar. La implicaci\u00f3n de este car\u00e1cter atomizado del tiempo es la aniquilaci\u00f3n teleol\u00f3gica de nuestras actividades.<\/p>\n

    Estamos ante las puertas de un problema existencial de mayor peso, la ausencia de sentido que deja el vac\u00edo teleol\u00f3gico produce una angustia inevitable. A esto se le suma un modo de vida individualizado, muy marcado por el constante rendimiento y la continua competencia. Ante el evidente anuncio de la muerte de la vida contemplativa, se encuentra poco saludable que se siga impulsando un esquema educativo por competencias. Ser\u00eda preferible, una pedagog\u00eda solidaria (Ferrer i Gua\u0300rdia, 2002; Freire, 1985; Gramsci, 1985) que ayude a los estudiantes a recuperar el sentido teleol\u00f3gico de sus vidas.<\/p>\n

    Una de las m\u00faltiples quejas que se han manifestado de manera colectiva durante la actual crisis sanitaria, ha sido la percepci\u00f3n de que todos los d\u00edas son iguales. Fen\u00f3meno que ya se ilustraba muy bien hace algunos a\u00f1os con la siguiente frase, \u201cya no hay diques que regulen, articulen o den ritmo al flujo del tiempo, que puedan detenerlo y guiarlo\u201d (Han, 2015, p.14). Al haberse aniquilado la tensi\u00f3n temporal entre el futuro y el pasado, quedamos a la merced de un presente que termina s\u00f3lo con la muerte. Cuerpo y mente se desgastan a ritmos desincronizados; y es natural que el cuerpo muera antes que la mente, bajo circunstancias de vida normales. Sin embargo, Han observa que el hombre contempor\u00e1neo, altamente individualizado, se agota a un ritmo inverso, y muere a destiempo.<\/p>\n

    Ac\u00e1 importa retomar el enfoque sobre el conocimiento. La calidad del mismo depende del tiempo que se le dedique, siempre y cuando sea de manera reflexiva y contemplativa; y no de manera saturada. De lo contrario, la educaci\u00f3n seguir\u00e1 emulando los esquemas y los ritmos acelerados del mercado. Un m\u00ednimo de reflexi\u00f3n al respecto nos ayudar\u00eda a ver la importante incidencia que tendr\u00eda algo tan sencillo c\u00f3mo la comunicaci\u00f3n transparente entre colegas en pro de la recuperaci\u00f3n del \u201caroma del tiempo\u201d c\u00f3mo dir\u00eda Byung-Chul Han. El resultado, ser\u00eda la tenencia de un panorama m\u00e1s amplio sobre las m\u00faltiples exigencias acad\u00e9micas que c\u00f3mo instituci\u00f3n imponemos sobre nuestros estudiantes. Nuestra labor educadora debe prescindir de la exigencia de actividades a ser resueltas, y considerar mejor la conjunta construcci\u00f3n de soluciones que ayuden a enmarcar de nuevo el tiempo.<\/p>\n

    Al tener acceso a cantidades sin precedentes de informaci\u00f3n, es importante hacer la distinci\u00f3n entre \u00e9sta y el conocimiento. Podr\u00eda creerse err\u00f3neamente que estos son conceptos equivalentes, sustitutos o incluso hasta sin\u00f3nimos; y Han explica que no. Para \u00e9l, el conocimiento requiere de una aprehensi\u00f3n del tiempo; quedando \u00e9ste acumulado en nuestra memoria. En contraste con la informaci\u00f3n, ya que \u00e9sta carece de tiempo. Se acumula en bases de datos, y nosotros accedemos a ella. La clave est\u00e1 en transmitir conocimiento \u00fatil, que ayude en cada toma de decisiones que surge al enfrentarnos ante toda la informaci\u00f3n que podemos acceder.<\/p>\n

    Recordemos c\u00f3mo era nuestro aprendizaje en un mundo donde el acceso a internet se encontraba a\u00fan incipiente. Al irse democratizando, comenzamos a ver con ilusi\u00f3n las grandes ventajas que \u00e9ste suceso tecnol\u00f3gico permit\u00eda y auguraba. Por ello, valdr\u00eda la pena reconocer que nuestra manera de ejercer la ense\u00f1anza en el mundo actual, podr\u00eda estar sesgada seg\u00fan la siguiente f\u00f3rmula:<\/p>\n

    \"\"<\/p>\n

    Expresi\u00f3n que podr\u00eda ser le\u00edda de la siguiente forma:<\/p>\n

    S\u00ed antes nos tomaba X cantidad de tiempo resolver N cantidad de tareas; entonces hoy podr\u00edan resolverse N cantidad de tareas en X cantidad de tiempo.<\/p>\n

    La raz\u00f3n describe de manera simplista el motivo por el que quiz\u00e1 hemos normalizado la exigencia generalizada del rendimiento a los estudiantes. Esto podr\u00eda haber ayudado a preparar el terreno para que la competencia floreciera con una tensi\u00f3n particularmente individualizada. Ante un escenario tan fren\u00e9tico, destacar entre los dem\u00e1s se convierte cada vez m\u00e1s en una haza\u00f1a dif\u00edcil de alcanzar. Parad\u00f3jicamente, esto deja c\u00f3mo resultado un mundo habitado por individuos menos distintos entre s\u00ed.<\/p>\n

    La paradoja que nos convierte a todos en iguales a trav\u00e9s de un proceso individualizante es ya un fen\u00f3meno de la vida cotidiana. El momentum del mismo se percibe fuera del escenario (Goffman, 1971) de las aulas, al estar tambi\u00e9n presente en las redes sociales y en el consumo de los productos culturales (Han, 2017). La capacidad totalizante de elecci\u00f3n que vivimos hoy en d\u00eda, pudiera haber sido vista como emancipadora hace algunos a\u00f1os. Pero hemos llegado a romantizar tanto la distinci\u00f3n entre individuos, que se ha convertido hoy en d\u00eda en la estrategia neoliberal preferida para entregarnos una vida anestesiada por las indulgencias del \u201cyo\u201d (Mead, 1972).<\/p>\n

    No es necesario que entendamos las especificidades t\u00e9cnicas de la tecnolog\u00eda, para darnos cuenta que nuestra vida se recuesta cada d\u00eda m\u00e1s en sus amplios y c\u00f3modos brazos. Pero hay algo que c\u00f3mo educadores estamos obligados a entender. Y es que tanto la tecnolog\u00eda c\u00f3mo nuestra existencia humana, poseen ritmos y din\u00e1micas distintos. Como era de esperar, ambas est\u00e1n desincronizadas seg\u00fan Pierre Bourdieu por un fen\u00f3meno que explica utilizando el concepto de \u201chysteresis\u201d como una analog\u00eda de \u00e9ste.<\/p>\n

    Quiz\u00e1 sea el habitus el concepto m\u00e1s conocido del soci\u00f3logo franc\u00e9s; y este puede entenderse como la gradual inclusi\u00f3n mental de las estructuras sociales mediante pr\u00e1cticas rutinarias y cotidianas. Es as\u00ed como llevamos las estructuras dentro, pero no de una manera finalizada (Bourdieu, 1997). Su interiorizaci\u00f3n se da a un ritmo individual a medida interactuamos con otros individuos en la sociedad; nos ayuda a funcionar en el mundo social de una manera individualizada (Joas & Kno\u0308bl, 2009). Su teor\u00eda social ilustra c\u00f3mo el habitus interact\u00faa constantemente con los campos donde los individuos nos desenvolvemos (Ritzer, 2011). Y estos, funcionan gracias a una serie de mecanismos de los cuales la hysteresis forma parte de ellos (Grenfell, 2012).<\/p>\n

    La palabra fue tomada por Bourdieu de la f\u00edsica, y le sirvi\u00f3 para explicar el retraso que existe entre el ritmo del campo, y el del habitus (Bourdieu, 1977). Varios campos poseen hoy en d\u00eda una dimensi\u00f3n tradicional y una virtual; en la que ambas, forman parte de la construcci\u00f3n social de la realidad (Berger & Luckmann, 1976). S\u00f3lo con el simple hecho de envejecer, ya experimentamos la presencia de la hysteresis en alg\u00fan momento. Nos lleva tiempo y esfuerzo adaptarnos al ritmo del campo que nos rodea; y para cuando hemos alcanzado el paso, el nuevo ritmo es diferente, y estamos ya cansados.<\/p>\n

    A medida los campos se transforman, su ritmo se vuelve diferente. Lo que ayer era normal, ahora es algo completamente nuevo. Nuestra forma de aprender tuvo que seguir el ritmo de los campos que le rodeaban, en especial los relevantes al mundo laboral. S\u00f3lo al lidiar de manera emp\u00edrica con ellos, nos dimos cuenta que algo estaba mal. El agravante del efecto de hysteresis propicia a que unos pocos saquen provecho de este sorpresivo encuentro con el mundo. C\u00f3mo educadores, debemos buscar una soluci\u00f3n que permita reducir el estado anestesiado y catat\u00f3nico con el que las nuevas generaciones se relacionan con el mundo. Pero antes, debemos frenar el ensanchamiento que sufre la brecha generacional del aprendizaje que hemos estado alimentando durante tanto tiempo. Y esto, nos ayudar\u00e1 a encontrar soluciones que nos permitan prescindir de las t\u00e9cnicas del desgaste c\u00f3mo modelo estrella de ense\u00f1anza.<\/p>\n

    Los campos sociales, suelen estar lo bastante bien definidos como para poder categorizarlos de alguna forma; sin embargo, esto no significa que sean independientes entre s\u00ed. Los cambios culturales, econ\u00f3micos, ling\u00fc\u00edsticos y sociales, generan abundantes cantidades de hysteresis que complejizan el proceso de adaptabilidad humana (Grenfell, 2012). En palabras reducidas, las incongruencias generadas entre el habitus y el campo, son aglomeradas dentro de \u00e9ste fen\u00f3meno que se traduce en malestar social para las mayor\u00edas. Al operacionalizar el concepto, se obtiene una herramienta que ayuda a hacer expl\u00edcitos los v\u00ednculos entre los cambios sistem\u00e1ticos externos, y la naturaleza individual de cada persona en la sociedad. El resultado de esta dial\u00e9ctica, es la desconexi\u00f3n ontol\u00f3gica de los individuos con los campos donde se mueven (Strand & Lizardo, 2017).<\/p>\n

    El aumento de diagn\u00f3sticos sanitarios vinculados al agotamiento (Bianchi, Schonfeld, & Laurent, 2015) deber\u00eda ser suficiente advertencia sobre la imposible empresa por mantener el ritmo de nuestra relaci\u00f3n con el mundo. Los riesgos de salud y seguridad ocupacional ya no son exclusivos del mundo laboral, y han comenzado a pasarle la factura a un n\u00famero importante de estudiantes universitarios (Salmela-Aro & Read, 2017) y escolares (Kim, Lee, Kim, Choi, & Lee, 2015; Walburg, 2014). Sin embargo, hemos tenido la oportunidad de ver c\u00f3mo el ritmo de nuestro entorno ha aminorado su marcha (Butler, 2020; Dacil, 2020). Aqu\u00ed, no cabe preguntarnos si vale o no la pena disminuir tambi\u00e9n la marcha de nuestras vidas. La relaci\u00f3n entre ambos ritmos es simbi\u00f3tica, y estamos a tiempo de corregirla.<\/p>\n

    La educaci\u00f3n ha funcionado c\u00f3mo agente socializador constitutivo y constituyente. Ha sido el primer contacto con la sociedad despu\u00e9s de la familia, y a su vez deber\u00eda ayudar a que las personas puedan desenvolverse de manera saludable en la sociedad. Hasta ac\u00e1, he planteado la existencia de un fen\u00f3meno que separa de manera considerable a los estudiantes de los educadores o profesores. La brecha mantiene un componente generacional importante, y con ello intento reflexionar sobre c\u00f3mo nuestra manera de aprender en el pasado puede afectar de manera negativa a nuestros estudiantes. No porque los m\u00e9todos sean anticuados o incluso obsoletos, sino porque reaccionaban a las exigencias que los campos sociales impon\u00edan en las instituciones educativas en su momento.\"\"<\/p>\n

    Figura 01 – Elaboraci\u00f3n propia.<\/p>\n

    En t\u00e9rminos pedag\u00f3gicos, la intempestiva imposici\u00f3n por el distanciamiento social ha impactado en la forma de facilitar y construir conocimiento. A esto, deber\u00eda sum\u00e1rsele el agravante de que ha llevado a que ignoremos que deber\u00edamos estar ya construyendo una nueva normalidad. El mundo no volver\u00e1 a ser como era; y c\u00f3mo educadores, tenemos que continuar con la tarea de intervenir en la vida de nuestros estudiantes para que puedan relacionarse de una manera m\u00e1s hol\u00edstica con el mundo (Hooks, 1994).<\/p>\n

    ACCI\u00d3N Y RESONANCIA<\/h2>\n

    La necesidad vital por repensar la educaci\u00f3n ha sido uno de los m\u00faltiples discursos que han surgido durante estos d\u00edas de encierro (Meisenzahl, 2020; Shihipar, 2020). Pero parece ser que \u00e9sta se niega a desapegarse de la sombra del mundo laboral, y se conforma con emular sus din\u00e1micas y sus soluciones. Para bien o para mal, tenemos hoy en d\u00eda la oportunidad de repensar la educaci\u00f3n. Y as\u00ed, poder incorporar a m\u00e1s personas que sean capaces de continuar desacelerando el ritmo de nuestro mundo. La figura 01 ilustra c\u00f3mo la brecha generacional del aprendizaje se ve afectada gracias a nuestra relaci\u00f3n acelerada con el mundo, a la disincron\u00eda que nos ha producido la ausencia teleol\u00f3gica del tiempo y la hysteresis generada por los cambios constantes que ocurren en los campos sociales que nos rodean.<\/p>\n

    Al leer un poco la obras de Hannah Arendt y Hartmut Rosa podr\u00edamos sanar de alguna manera nuestra relaci\u00f3n con el mundo. Primero, habr\u00eda que considerar el concepto de \u201cacci\u00f3n\u201d de Arendt por lo siguiente, la popularidad que ha tomado la vigilancia en pro de la salubridad ha sido vasta y global (Malaspina, 2020).
    \nEs adem\u00e1s, uno de los elementos m\u00e1s visibles de esta nueva normalidad que se ha empezado a construir (Milanovi\u0107, 2020), por lo que no deber\u00eda ignorarse en este intento por educar de una manera m\u00e1s id\u00f3nea a las nuevas generaciones. Ante esto, diversas medidas autoritarias han sido tomadas en todo el mundo, y estas suelen preparar la antesala del totalitarismo (Arendt, 1958). Posteriormente, se podr\u00eda combinar con el concepto de \u201cresonancia\u201d que plantea Rosa, el cual podr\u00eda entenderse de manera muy resumida como la ant\u00edtesis de la alienaci\u00f3n (2019b). La \u201cacci\u00f3n\u201d, es uno de los ingredientes que junto con la \u201clabor\u201d y el \u201ctrabajo\u201d constituyen la vita activa que Arendt defini\u00f3 en contraposici\u00f3n a la vita contemplativa. Es decir, el paso de la reflexi\u00f3n intelectual, a la relaci\u00f3n directa con el mundo. Ella estableci\u00f3 una jerarqu\u00eda entre las tres partes de la vita activa. La primera es la labor, y recoge todas las actividades realizadas a modo de supervivencia. Luego, el trabajo abarca todo aquello que se realiza para construir nuestro mundo. Y la acci\u00f3n, por \u00faltimo, ya que supone la m\u00e1s elevada de las actividades humanas (Voice, 2014). Labor y trabajo abundan tanto en nuestros d\u00edas, que no le dan tiempo a la acci\u00f3n para desarrollarse de manera plena.<\/p>\n

    Pensar en t\u00e9rminos de \u201cacci\u00f3n\u201d es importante, especialmente en tiempos de hiperconectividad y extrema demanda del rendimiento. Es por medio de la acci\u00f3n que como individuos definimos qui\u00e9nes queremos ser; y tambi\u00e9n lo que queremos hacer, ganando as\u00ed autonom\u00eda e identidad. Es una forma que nos permite estar en el mundo de manera consciente; evitando con ello, que otros decidan sobre nuestras vidas. Y aunque ella pensara en funci\u00f3n del totalitarismo y la banalidad del mal (Arendt, 2003; Stonebridge, 2019), la acci\u00f3n sigue siendo necesaria en un mundo donde m\u00faltiples aspectos de nuestra vida cotidiana se encuentran a merced de los algoritmos digitales (Dijck, Poell, & Waal, 2018). Creemos que pensamos por nosotros mismos, pero nuestra experiencia y relaci\u00f3n con el mundo se encuentra mediada de una manera sin precedentes. Y gracias al distanciamiento social, hemos dado m\u00e1s de nuestro tiempo a la conectividad con las plataformas virtuales.<\/p>\n

    C\u00f3mo educadores, podemos realizar esfuerzos que despierten la acci\u00f3n de nuestros estudiantes, siempre y cuando \u00e9stas sean prudentes con los dem\u00e1s. Se puede reflexionar sobre muchas cosas hoy en d\u00eda; pero para detener el crecimiento de la brecha generacional del aprendizaje, deberemos enfocarnos especialmente en la aceleraci\u00f3n del mundo. A nivel individual, la recurrente acci\u00f3n desencadena un despertar que podr\u00eda significar una constante experiencia est\u00e9tica; y ya no anestesiada, con el mundo. En la medida que m\u00e1s individuos alcancemos un grado saludable de vita activa, existir\u00e1 mayor pluralidad en el mundo (Arendt, 1958). Esto reducir\u00eda la constante expulsi\u00f3n de lo distinto de la que habla Byung Chul-Han, ampliando el espectro de las profesiones m\u00e1s aceptadas. No debemos olvidar, que cuando nosotros fuimos educados, exist\u00edan carreras espec\u00edficas que eran mejor vistas por la sociedad. Esta naturaleza aspiracional sigue existiendo, y sigue haciendo da\u00f1o. Pero ello podr\u00eda cambiar a medida exista una mayor pluralidad en el mundo. Al alcanzar ese estado saludable de vita activa constante a nivel individual, la pluralidad social ir\u00e1 en aumento. Pero debemos todos aportar al aumento de \u00e9sta desde nuestras disciplinas; porque de lo contrario, no suceder\u00e1 de manera generalizada a escala global. Empalmado a este tit\u00e1nico esfuerzo, debe ocurrir otra cosa que har\u00e1 que la velocidad del mundo deje de hacernos da\u00f1o; la resonancia (Rosa, 2019a). Para Rosa, el agotamiento es un s\u00edntoma visible de la alienaci\u00f3n que existe en nuestro mundo acelerado (ibid). Por lo tanto, no parece equivocado pensar que tambi\u00e9n la educaci\u00f3n puede llegar a ser alienante al moverse de manera obediente ante las exigencias del mercado laboral. Act\u00faa la educaci\u00f3n c\u00f3mo una instituci\u00f3n sin acci\u00f3n, que no cuestiona lo que se espera de ella. Si la alienaci\u00f3n nos destituye de nuestra naturaleza humana, entonces su opuesto deber\u00eda devolv\u00e9rnosla. Esa es la premisa con la Rosa da inicio a su concepto de \u201cresonancia\u201d, y lo ilustra con ejemplos vinculados a la cultura y las ideas. En el momento que como seres humanos podemos apropiarnos en sentido metaf\u00edsico de una experiencia, entonces existe ah\u00ed una resonancia con el mundo.<\/p>\n

    Esto no sucede de manera inmediata, y al igual que la vita activa propuesta por Arendt, se alcanza de manera escalada. Primero debe existir afecto social, o incluso empat\u00eda. Luego, es importante que se mantenga de manera constante un grado de autosuficiencia que nos permitir\u00e1 transformar nuestro estado alienado por uno resonante con el mundo (Rosa, 2019b). Con esto, nos invita a relacionarnos de manera ecualizada con el mundo. Sin embargo reconoce que no siempre sucede de manera est\u00e9tica o perceptible; especialmente cuando las expectativas son altas, o se quiere forzar la experiencia. Por lo tanto, la educaci\u00f3n debe procurar el fomento por las acciones sociales desinteresadas que permitan tanto una vita activa de manera pluralizada, c\u00f3mo una relaci\u00f3n resonante con el mundo. Las experiencias de resonancia constituyen un elemento importante de la identidad, porque est\u00e1n formadas de apropiaciones vitales del mundo. Ciertamente, la sugerencia aplica para muchas cosas de nuestra vida cotidiana, pero no debemos perder el enfoque en nuestro objetivo por reducir la amplitud de la brecha generacional del aprendizaje. De lo contrario, seguiremos preparando personas para un mundo que no entender\u00e1n, porque ni siquiera nosotros, lo estamos leyendo de la manera activa que se necesita. De lo contrario, no hubi\u00e9ramos disfrazado de manera alienante el desplazamiento del ocio, con la anestesiante sensaci\u00f3n de un ritmo de vida m\u00e1s productivo y eficaz, durante estos d\u00edas de cuarentena. La invitaci\u00f3n para dejar de caer en el juego de la velocidad es compleja, pero deber\u00eda motivarnos. De lo contrario, la situaci\u00f3n exceder\u00e1 nuestro tiempo y nuestras manos. Y ser\u00e1n los nuevos educadores que nos sustituyan, los que seguir\u00e1n cometiendo los mismos errores; pero en una sociedad a\u00fan m\u00e1s acelerada, m\u00e1s alienada, m\u00e1s vigilada y m\u00e1s desgastante.<\/p>\n


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      Resumen: Se sugiere la existencia delimitable de una brecha generacional entre educadores y educandos que estar\u00eda interfiriendo en el proceso de aprendizaje. \u00c9sta nace de las configuraciones sociales pasadas alrededor del aprendizaje del educador, y entra en conflicto con los h\u00e1bitos de aprendizaje que las tecnolog\u00edas de la informaci\u00f3n permiten. Aqu\u00ed se plantea c\u00f3mo la Aceleraci\u00f3n (H. Rosa), la Disincron\u00eda (B-C. Han) y la Hysteresis (P. Bourdieu) afectan la naturaleza de \u00e9ste fen\u00f3meno. Adem\u00e1s, se discute c\u00f3mo los conceptos de Acci\u00f3n (H. Arendt) y Resonancia (H. Rosa) podr\u00edan ayudar a controlar su ensanchamiento.<\/p>\n

      Palabras Clave: Aprendizaje, Aceleraci\u00f3n, Disincron\u00eda, Hysteresis<\/p>\n","protected":false},"author":2,"featured_media":7551,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":[],"categories":[336,335,338],"tags":[410,408,409,123],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/knowmadinstitut.org\/es\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11877"}],"collection":[{"href":"https:\/\/knowmadinstitut.org\/es\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/knowmadinstitut.org\/es\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/knowmadinstitut.org\/es\/wp-json\/wp\/v2\/users\/2"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/knowmadinstitut.org\/es\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11877"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/knowmadinstitut.org\/es\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11877\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/knowmadinstitut.org\/es\/wp-json\/wp\/v2\/media\/7551"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/knowmadinstitut.org\/es\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11877"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/knowmadinstitut.org\/es\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11877"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/knowmadinstitut.org\/es\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11877"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}